De Tomás Pérez Vallejo
La FUNDEU (Fundación del Español Urgente), ha propuesto que
los españoles eligiéramos una palabra que representara este pasado 2013. Ha
habido una mayoría de personas que ha votado por escrache, una voz proveniente
del lunfardo, la jerga producto de la mezcolanza de lenguas que llegaban a la
ciudad del Mar del Plata vía inmigración. Estos modismos fueron utilizados en
un primer momento por los malevos, para más tarde pasar, en gran medida a
través del tango, al lenguaje normalizado de la calle. Pero esta vez, escrache
no ha atravesado el océano por el melodioso vehículo del 3x4, sino que ha sido
la crisis, algo que desgraciadamente está tan normalizado como el lunfardo en
nuestra hermana Argentina.
Hubiera sido poco imaginativa la opción de la palabra crisis.
De hecho, en los medios de comunicación es común oír a los locutores referirse
al 2014 como el sexto año de la crisis. Recuerdo como en mis años de
estudiante, nuestro profesor de paleografía nos enseñaba en los textos antiguos
y medievales las distintas formas de medir el tiempo, los romanos lo hacían “ab
urbe condita” (desde la fundación de Roma), en nuestra Península fue de uso
corriente hasta el siglo XIV la Era Hispánica, introducida por la locución
“era/in era/sub era” a la que había que restar 38 años de la cristiana (“anno
Domini”), y evidentemente la cronología musulmana, que por ser un calendario
lunar y comenzar el año de la Hégira, para su traducción a fecha actual,
intervenía el desarrollo de una compleja fórmula que con el tiempo he olvidado.
En mi caso hubiera optado por otra palabra que ha recorrido
este año, pobreza. La pobreza material es palpable en la calle y en nuestras
familias, por mucho que banqueros cántabros nos digan que el dinero entra en
España a espuertas, o que los gobernantes cantes loas a la bajada de la prima
de riesgo y a las exportaciones, mientras se socializan las pérdidas privadas
con dinero público, se bajan sueldos, se recorta el poder adquisitivo de los
pensionistas, se repaga la sanidad, se sube el IVA, se paga el IVA no facturado
y se machaca al contribuyente para que otros vivan a cuerpo de rey. Pero
incluso los datos que nos exponen como positivos pueden fluctuar tanto como los
valores bursátiles.
Es cierto que la prima de riesgo ha bajado, hasta nuevo
aviso, pues según la percepción que los
mercados tengan del país así se comportará su evolución. En el momento actual,
los mamporreros de los mercados ya nos están previniendo del comportamiento de
sus señores si el futuro poder político español se desdibuja a la italiana, con
gobiernos débiles que necesiten de múltiples aliados para posibilitar los
mandatos. Estas son composiciones que no acaban de gustar a los mercados, más
inclinados a la alternancia de partidos. De modo que si se diera el panorama
anterior, bien podría cambiar su percepción y con ella la prima de riesgo.
En cuanto a la afirmación del aumento de las exportaciones,
hay que tener en cuenta varios elementos. La lógica dicta que cuando no hay
mercado interno, es decir pobreza nacional, hay que invertir en la aventura
exterior, y el primer paso es ese, invertir, y para poder hacerlo hay que
reducir costes en la producción para ser más competitivos, y ya sabemos dónde
se recorta, en salario y derechos de los trabajadores. A parte, cuando se habla
de exportación nos imaginamos una actividad con continuidad en el tiempo, pero
en realidad, entre las miles de empresas que se contabilizan como exportadoras,
muchas de ellas han realizado ventas puntuales al exterior, y por valores que
no superan los 5.000 euros. Del mismo modo, las exportaciones dependen de la
buena salud económica de los países receptores, que en su mayor parte, en el
caso de España, son de la Unión Europea. Otro dato a tener en cuenta en el
cómputo de exportaciones para que la balanza nacional haya sido positiva, es
que se suman también divisas extranjeras que entran en España a través del
turismo, por lo que realmente no son exportaciones stricto sensu, ya que el
servicio se desarrolla en el territorio nacional. Además hemos de tener en cuenta,
que como resultado de la inestabilidad provocada por las mal llamadas
primaveras árabes, ha habido un trasvase de visitantes de países como Egipto
hacia España, en definitiva, estos datos tienen también mucho de accidental.
La crisis, que otros han organizado y que nosotros estamos
pagando, ha traído a nuestra gente la pobreza, y bajo este contexto de crisis
ha trabajado la clase política para convertir nuestras vidas en un servicio a
su casta y al capitalismo, usando el Coco de "que si no se hace así entonces
viene lo peor". La pobreza española es también pobreza industrial, pobreza
de derechos laborales y ciudadanos, pobreza moral, pobreza cultural, pobreza
informativa, pobreza de reformas en el Estado de las Autonomías y así un largo
etcétera.
Frente a este tipo de pobreza, existe otro concepto positivo
y que también ha tenido cierto protagonismo este 2013. Fue el Papa Francisco
quien puso desde el principio en la palestra la pobreza digna, la que otro
Francisco llamara la señora Pobreza, que bien podría ser esta lectura de dicha
palabra la que ennobleciera al entrante 2014.
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