Tomás
Pérez Vallejo.
Desde
el punto de vista lingüístico, el ruido es cualquier perturbación que se sufre
en un proceso de comunicación, por lo que la comprensión del mensaje que se
desea transmitir queda a expensas de esta distorsión. El ruido puede tener su
origen en el emisor, el canal que se usa para enviar el mensaje o en el
receptor.
En
la comunicación política más que ruido hay estruendo, y se juntan en hambre con
las ganas de comer. Por un lado el emisor, los políticos, hablan medias
verdades (por no decir abiertamente mentiras), son farragosos y la claridad del
mensaje brilla por su ausencia. Por otro lado, el canal por el que nos suele
llegar el mensaje que emiten los políticos son los medios de comunicación, muchas
veces sostenidos mediante inyecciones de publicidad institucional, con lo cual
el ruido lo provoca la subjetividad del medio untado. Finalmente el receptor,
que somos los ciudadanos, nos falta para eliminar el ruido de estos mensajes
cierta cultura política, con lo que solemos deglutir cualquier papilla si nos
la adornan bien a modo de avioncito. El último avioncito que me ha entusiasmado
ha sido protagonizado por “el desaparecido”, no hablo de Manu Chao, sino de
Cándido Méndez. Resulta que sale de la madriguera para derrochar ingenio en la
siguiente frase: “en este momento Coca-Cola ha dejado de ser la
referencia de la chispa de la vida” (¡tú sí que tienes chispa chaval!), pero de
lo suyo ni mu, mas qué podemos pedirle a una persona cuyo referente del pulso de
la vida es una gaseosa.
En
Macael no hay cantera suficiente que de abasto a tanta frase meritoria. Cospedal
en la pasada convención nacional del PP, se quedó tan a gusto soltando un: “o
el Partido Popular o la nada”. Son miles de científicos los que han tratado el
tema del vacío, y estaba tan a mano, que nadie llegó a la conclusión de que simplemente
se trata de la ausencia del PP. Desde aquel día dejé de ser seguidor de Punset
para alistarme en las filas de la mejor divulgadora científica que ha parido la
humanidad. Bromas aparte, me recorrió un
escalofrío por la espalda cuando me vino a la cabeza, al oír a la manchega,
aquella otra frase de “socialismo o muerte”. Sinceramente es terrible que los
políticos no solo piensen estas estupideces, sino que las digan, y peor aún es
que sus compañeros les dejen decirlas, y lo nefasto es que los oyentes aplaudan
estas cositas con entusiasmo de autobús
y bocadillo gratis.
No
han sido realmente estas frases las que me han provocado escribir el presente
artículo, sino la situación que se está viviendo en Navarra, donde
presumiblemente hay indicios de corrupción en su gobierno regional. Por ello el
PSN pretende rentabilizar este hecho mediante una moción de censura que
apoyaría, entre otros partidos, los “corderitos” de Bildu. Con esto último el
PP también quiere hacer caja, y lo toma como escusa para descalificar la
posible moción y de paso a los socialistas por andar con tales compañías. Ruido,
nada más que ruido, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Los hechos
hay que verlos por partes, si no, uno se despista y al final no lo entiende, y precisamente
eso es lo que se pretende con estas alharacas. Hablando en cristiano, si en el
gobierno hay un chorizo, falta tiempo para largarlo, si yo tengo la potestad de
hacerlo, lo hago, y me da igual los votos que me puedan apoyar, otra cosa es si
yo le voy a estar tirando los tejos después a los “corderitos”, o como tiempo
ha denominó Aznar, tan del PP como los acusadores, el Movimiento Vasco de
Liberación.
Dice
también Cospedal que la ideología del PP consiste en “trabajar por España y por
el beneficio de los españoles”, y que “el PP es el partido que pone por encima
de sus propios intereses el interés general de España”, ante esto último, sin
ruido alguno y con un cincel en la mano gravaré en un canal claro como una
superficie pétrea, “EXCUSATIO NON PETITA, ACCUSATIO MANIFESTA”, he dicho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario