Por Tomás Pérez Vallejo
De un tiempo a esta parte oímos casi a diario que hay que reformar la Constitución. Uno de los que están de acuerdo con tal opción es Julio Anguita, que opina, como promotor del método socrático, primero cumplir la ya existente, una vez cumplida, llegar a la conclusión de que tiene carencias, y una vez halladas modificar aquello que no sea válido. Sólo en este punto estoy totalmente de acuerdo con el “Califa rojo”: Primero hemos de saber qué tenemos entre las manos para poder mejorarlo. El problema está en que los representantes políticos no lo saben, o más bien no les interesa saberlo.